El origen de la planta del lino se sitúa en Asia Central, Egipto o en montañas del Cáucaso, donde se desarrollaron el cultivo de distintas especies de linos, y fue extendiéndose a otras regiones del mundo.
Se conocen detalles de su cultivo y uso para
la producción de fibras y aceite en Babilonia, donde la utilizaban los antiguos
sumerios y asirios. Entre los restos más antiguos figuran las fibras encontradas
en excavaciones egipcias datas del 5000 a. de C. Las momias en esta cultura eran
embalsamadas y cubiertas con telas de lino.
Las culturas
clásicas europeas daban una gran importancia a esta planta. En Grecia existía
un pensamiento general de que los hombres
estaban atados a la vida desde el nacimiento por un hilo de lino, que se
iba haciendo largo a mediad que pasaban los años. La muerte significaba la
rotura del hilo de la vida.
Los romanos
utilizaban la especie Linum usitatissium
habitualmente y la iban imponiendo en los lugares que eran sometidos a sus
dominios.
En Centroeuropa
existían multitud de leyendas y tradiciones sobre el cultivo del lino. Era un
cultivo habitual en los valles de los Alpes y solamente podían acceder las
mujeres. En Holanda, los hombres y mujeres, se desnudaban y dormían en los
campos porque pensaban que, de esta manera, que la cosecha sería superior.
Sus
diferentes usos en la Historia:
Tuvo gran
importancia en la fabricación de papel para escribir. Durante más de siete
siglos, hasta el descubrimiento del papel realizado con celulosa vegetal, el
lino junto con el cáñamo y el algodón fueron el soporte sobre el cual se
trasmitían los conocimientos de la Humanidad. No es de extrañar que este tipo
de papel vegetal fuera tan caro y reservado solo a las personas ricas.
El primer
centro de producción de papel de calidad se sitúa en Fabriano, una pequeña
población de la provincia de Ancona, en Italia, en el año 1250. A partir del
siglo XIV, la técnica de producción fue exportada a otros lugares, destacando
Francia que se convirtió en la mayor productora y exportadora de este tipo de
papel.
Hay que
tener en cuenta que, además, hasta la comercialización extensiva de las fibras
de algodón a principios del siglo XIX, el lino fue la tela con la cual se
confeccionaba la ropa interior, las sábanas de las camas, las camisas, las
compresas para la menstruación, los pañales para niños, etc.
La palabra
general para ropa interior “lencería” en ingles puede llamar “linen goods” es decir, tejidos de lino.
El cultivo
del lino se extendió a América durante el siglo XVIII y alcanzó su máximo
esplendor mundial durante la Segunda Guerra Mundial. En el siglo XIX, el
cultivo masivo del algodón desplazó al lino, al igual que se impuso sobre otras
fibras vegetales, como el cáñamo. Definitivamente, su cultivo fue muy
minoritario cuando aparecieron las fibras sintéticas en el siglo XX.
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